martes, 21 de abril de 2009

OTRO CIELO NO ESPERES

Y qué puede decir uno sobre un libro de fotografía. Si una de las particularidades de la fotografía es justamente la ausencia de palabras explícitas, y la libertad que eso le permite al ojo y al cerebro del espectador para proponer mil palabras que están implícitas en las propias fotos… entonces hablar de una fotografía es medio absurdo, medio inútil, medio ridículo, como la carrera de quien trata de correr más rápido que su sombra.

Cuando uno ve una foto la tentación primera es hablar de lo que uno ve, y se supone que es lo mismo que vemos todos, que la realidad está ahí reproducida, que la foto es solo una huella de una realidad, un testimonio. Pero mentira, detrás o dentro de cada foto están miles de realidades, millones de verdades, tantas cuantos pares de ojos y cuantas cabezas las ven, las leen, las reciben, las procesan, las digieren. Cada uno encuentra en cada foto de este libro su propia verdad, su ciudad que no es la misma Quito, su tiempo que no es este mismo principio de siglo, su religión que no es la misma de esas tres señoras o las de esos dos temibles personajes encapuchados. Se trata de cosas que nunca han sucedido, una cosa que el Coco se inventó y nos cuenta, y para colmo se trata de una cosa que cada uno de nosotros sigue rumiando, por eso cada vez que veamos estas fotos nos van a decir otra cosa.

Por ejemplo ayer que estaba escribiendo este texto, por culpa de una coincidencia de fechas, de pronto ya no veía las formas de dentro de la foto sino las formas de la superficie de la foto, y entonces en vez de ver a ese penitente de la portada cargando con sus collares y su musculoso torso desnudo, me puse a ver a los góticos de la Factory, a las diecinueve víctimas de hace casi exactamente un año, y de ahí caprichosamente la memoria, y las fotos del Coco, me llevaron tres años más atrás, más adelante se diría en quichua, o sea suman cuatro años en el pasado, casi exactamente hoy, y veo un fotógrafo chileno muerto por asfixia en la primavera de los forajidos. Y ya estoy lejísimos de la semana santa y de la procesión de Jesús del Gran Poder: ya estoy en Solentiname y en un texto de Cortázar, en una sala en que se proyectan diapositivas y ese otro Julio, tocayo del fotógrafo chileno, ve lo que no muestran las fotos…


No, no han sido tan fijas como se puede pensar las fotos fijas del Coco, porque no son clishés sino que son propuestas. Y el penitente éste no está tan solo que se diga porque en las fotos del Coco siempre lo que queda fuera del encuadre ha sido casi tan importante como lo que quedó dentro de la foto. Toda la poesía, la filosofía, lo cómico y lo lúdico de una foto como la del cura volador está en el fuera de cuadro. Los pies del sacerdote a centímetros del piso y el niño en el suelo, levantando los brazos como pidiendo el aplauso del público ante el impresionante número de prestidigitación que acaba de realizar. Las formas no se bastan a sí mismas, hace falta una lectura crítica, burlona, irreverente, de la realidad, hace falta imaginación también. Esa es la mirada que estas fotos no solo que contienen, sino que despiertan en el que las mira.

Entonces ni el cura levita ni el penitente está solo, a menos que nos pongamos filosóficos diciendo que siempre el hombre está solo, aunque esté rodeado de veinte mil personas peregrinando junto a él descalzos, o de rodillas, o clavándose silicios.


Una canción de Cazuza, un rockero brasileño al que se lo llevó el Sida, se llama El tiempo no para, y se me hace que algo tiene que ver con lo que estoy ratando de decir de las fotos del Coco, de los personajes dentro de las fotos del Coco, del de la portada, más claro:

Pero soy solo un hombre más.
Cansado de correren la dirección contraria,
sin podio de llegada
y mi amor me corta la cara,
porque soy sólo un hombre más.
Pero si piensas que estoy derrotado,
quiero que sepas que me la sigo jugando
porque el tiempo, el tiempo no para.



Unos días sí, otros no,
estoy sobreviviendo sin un rasguño,
por la caridad de quien me detesta.
Yo veo el futuro repetir el pasado.
Yo no tengo fechas para recordar
mis días se gastan de par en par
buscando un sentido a todo esto.

La verdad que a mí que queda en la retina y en el cerebro es una verdad de tristeza, de soledad, de que hay que “quemar tiempo” expiando expiando, pero el tiempo no se deja atrapar ni por el Coco, que no sé cómo hace para que en sus fotos supuestamente fijas siga pasando el tiempo, sin parar.

La vida es tan rara





Este es Lenine, genial brasileño, cantando esto:

Paciencia

Mesmo quando tudo pede
Um pouco mais de calma
Até quando o corpo pede
Um pouco mais de alma
A vida não pára...

Enquanto o tempo
Acelera e pede pressa
Eu me recuso faço hora
Vou na valsa
A vida é tão rara...

Enquanto todo mundo
Espera a cura do mal
E a loucura finge
Que isso tudo é normal
Eu finjo ter paciência...

O mundo vai girando
Cada vez mais veloz
A gente espera do mundo
E o mundo espera de nós
Um pouco mais de paciência...

Será que é tempo
Que lhe falta prá perceber?
Será que temos esse tempoPrá perder?
E quem quer saber?
A vida é tão raraTão rara...

Mesmo quando tudo pede
Um pouco mais de calma
Até quando o corpo pede
Um pouco mais de alma
Eu sei, a vida não pára
A vida não pára não...

Será que é tempo
Que lhe falta prá perceber?
Será que temos esse tempo
Prá perder?
E quem quer saber?

A vida é tão rara
Tão rara...

Mesmo quando tudo pede
Um pouco mais de calma
Até quando o corpo pede
Um pouco mais de alma
Eu sei, a vida é tão rara
A vida não pára não...

A vida não pára!...
A vida é tão rara!...

(Composição: Lenine e Dudu Falcão)

sábado, 21 de marzo de 2009

Los siete jinetes del apocalipsis

Hablo de Tom Waits, de Silvio Rodríguez, de Leonard Cohen, de Nick Cave, de Jacques Brel, de Caetano Veloso y de Lou Reed... ¿Sólo hombres? Sí... me acabo de dar cuenta de que no hay -o no conozco, o no me mueven, o no me transportan, o no les llegan ni al tobillo- mujeres que tengan esta fuerza. Quizás Chavela Vargas... no sé. Y se podría seguir, se podría desenterrar a Paco Ibañez, a James Brown, a Víctor Jara (ah, cierto Violeta Parra, Marianne Faithfull y hasta Mercedes Sosa pueden entrar a acompañar a Chavela en esta lista de excepciones femeninas)... Y respondiendo a un comentario y a un insomnio, quisiera mencionar a Bob Dylan, Nina Simone, Kevin Johansen y Chico Buarque, que aunque está por ahí apegado a Caetano, se merece mención aparte, no?

Las trampas de este man sí son perfectas


Aunque no sean películas.

Tom Waits es cosa seria.
Así seas como yo un extraterrestre que no entiende bien inglés, son como golpes agradables que te dejan sin poder respirar un rato.

Golpes como del odio de Dios
como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!
Son pocos; pero son...

César Vallejo.

Sé que no estoy inventando el agua tibia... sé que estoy trasnochado como bobo pegado al blog y en otra ventana al youtube... sé que no hago un descubrimiento increíble que va a revelar la verdad profunda de la vida a los que se caigan por azar por este blog... pero dése un momento y escuche esto, vea esto...

http://www.youtube.com/watch?v=VMc0ok9_V7Q... o este otro, que no solo es una canción a lo bestia sino también un video impresionante: http://www.youtube.com/watch?v=oqOm78Vvg3w

Silvio, ese Silvio que a uno le acompaña desde la adolescencia

Oleo de mujer con sombrero: http://www.youtube.com/watch?v=Pba1SHnKvG4, y esta canción (Necio) que aunque no sea de mis preferidas es una especie de credo: http://www.youtube.com/watch?v=phz5oQfZPz8 Esta otra es una cancionsaza, aunque en esta versión el público corea demasiado: http://www.youtube.com/watch?v=MG2WteONl-k

Transgresor y medio malandro, vozarrón: Lou Reed.

Take a walk on the wild side: http://www.youtube.com/watch?v=iYOVxK-6ZSE

Añejo y sabio, Leonard Cohen.

No sólo es un tremendo cantante, sino un poeta, un filósofo, un maestro: http://www.youtube.com/watch?v=OiODhEHn530 es Famous blue raincoat en la versión más orquestada, el man está más joven que en esta otra: http://www.youtube.com/watch?v=us3vb5SUiVE pero en cambio aquí ese saxofón... de todas maneras uno se podría pasar el día escuchando una tras otra las versiones de Famous blue raincoat, y se extravía en la web hasta encontrar versiones rarísimas como esta de un (para mí) desconocido, que no está nada mal: http://www.youtube.com/watch?v=K1vb3ujbl0g o esta otra: http://www.youtube.com/watch?v=F1bDOvCaKHY

Y esto es ya una barbaridad total: Nick Cave canta Suzanne de Leonard Cohen y yo encuentro la transición más bacán para pasar del canadiense al australiano: http://www.youtube.com/watch?v=NwIZdh6MqIo

Un personaje de cine metido a músico: Nick Cave.

Con esas exageraciones que uno tiene a veces, a veces pienso que esto es lo mejor que he escuchado en mi vida: http://www.youtube.com/watch?v=_bIQCYoImaI y debo decir que yo descubrí a Nick Cave en la película de Wim Wenders en la que canta esta canción, justamente (El cielo sobre Berlín, ahi va otra canción del mismo album, Wings of desire, que fue como yo conocí esa película la primera vez, Les ailes du désir le decían en Francia) y sigue con otra versión de la misma From her to eternity: http://www.youtube.com/watch?v=m1uVDZ9Gpcg), pero luego fui descubriendo de él otras cosas, por ejemplo esta canción que es es una bestialidad... escuchen el piano: http://www.youtube.com/watch?v=FG0-cncMpt8 aunque también tiene videos que parecen telenovelas venezolanas... pero la canción y la voz siguen siendo sus contenidos y su voz: http://www.youtube.com/watch?v=8srgfw7GDkM. Una que no encuentro en youtube pero que es altamente recomentable es O'Malleys Bar, del album Murder Ballads.

Histriónico, genial en la escena: Caetano.

Eu se que vou te amar: http://www.youtube.com/watch?v=lTqq9aSac9w, y esta maravilla en la que cantan Caetano y Chico Buarque, jovensísimos los dos: http://www.youtube.com/watch?v=TB6Cpy-X7A8, y no voy a dejar de sugerirles esta, Nao enche: http://www.youtube.com/watch?v=cvhqKWJ1kp0

Trailer de Sleep Dealer

http://www.bajaryoutube.com/watch?v=xW8oSRSzS7M

domingo, 8 de marzo de 2009

Luz silenciosa


Solo pongo aquí, robada de algún otro blog, una foto de la magistral Luz silenciosa, de Reygadas. Otro día capaz que me animo a escribir sobre esta peli. Hasta aquí sólo he escrito sobre lo que voy viendo, sobre lo que acabo de ver. Esta la vi hace meses, pero se queda en la mente de uno por mucho tiempo, para siempre, se va haciendo imagen como una foto en el revelador, en una cubeta, en un cuarto obscuro, mientras va amaneciendo en la secuencia inicial: de esa secuencia sale este fotograma. Después, se queda fijada en la memoria como el mismo papel en otra cubeta, en el cuarto oscuro. Se queda en la conciencia o la intuición que uno tiene del mundo, como una canción de Silvio que sonaba mientras te sucedía el primer polvo de tu vida, en la arena fría de la noche de Atacames, como el recuerdo de la esquina de tu casa en la infancia, como la bronca con el Pablo, tu mejor amigo, rodando por el piso del colegio, llorando ambos.

sábado, 7 de marzo de 2009

Un instante en la vida propia

16memorias Camilo Botero Jaramillo, Colombia
- Despega, en todos los sentidos del término. Te pega a la historia y no te suelta.
- Sales del cine pensando que todas las buenas novelas y las buenas películas que has leido y visto últimamente están atravesadas por el tema de la familia y de la memoria.

Lo que me molestó en Un instante en la vida ajena, documental español de José Luis López Linares, que aunque suene contradictorio me gustó mucho... lo es que me molestó digo en esa película es que se sentía demasiado la distancia entre el "cineasta" y su "objeto". Demasiada ficción para un material tan documental. Aquí, el procedimiento es bastante parecido, pero logra que esa distancia no se sienta y que el objeto no sea solo un objeto, sino que lo construye como un verdadero sujeto.

El procedimiento es utilizar imagenes de archivo familiar, en este caso tomas hechas entre las décadas del 40 y del 70 en Colombia por un padre de familia burgués (excelente camarógrafo) y bastante tradicional, el señor Posada. Las tomas no tienen sonido, son escenas familiares, fiestas de cumpleaños de sus muchos hijos (perdí la cuenta cuando eran como seis), paseos a la finca cercana a Medellín (creo que es Medellín donde viven), bautizos, primeras comuniones, bodas y entierros. Van transcurriendo muy bien editadas en sentido cronológico, con una banda sonora hecha a posteriori y que solo adiciona unos cuantos ambientes sonoros y "folleys", y con unos cartones al estilo del cine mudo que separan los capítulos.

No es una historia extraordinaria sino la vida de una familia colombiana durante más de dos décadas, y eso provoca una emoción muy fuerte porque uno ve cómo se construyen las culturas y las identidades, cómo la Historia no es más que una suma de pequeñas historias como ésta. Además, para seguir con la idea de Barthes que da nombre a este blog, al mismo tiempo que te pega las narices al espejo que es la pantalla, te permite despegar un montón de ideas y de memorias, de comparaciones y de paralelos, y terminas pensando no en los Posada sino en tu familia, no es Santa Catalina sino en Gualaceo, no en los otros sino en tí mismo.

http://www.16memorias.com/

jueves, 5 de marzo de 2009

No es mala, pero podría haber sido buena

La voz de las alas Jorge Echeverri, Colombia
- Te pasas despegado hora y media, y la peli no despega el vuelo
- Sales del cine frustrado porque sabes que ese director vale más, y que la peli pudo cuajar... pero no cuaja

El otro día alguien dijo una frase genial. No me acuerdo de qué película estábamos hablando. Pregunté ¿Es mala? y me contestaron: "Hombre, mala no es... pero podría haber sido buena". Bueno, pues eso es exactamete lo que siento cuando veo La voz de las alas. Y lo siento mucho, porque el director es entrañable, sensible, amigo... La voz de las alas es un intento que abarca mucho, y por eso no aprieta bien. La idea inicial es muy intrigante y podría haber dado una historia más verosímil: déjenme tratar de resumir la trama...
Años 60. Lázaro es un niño de clase alta de Bogotá. Descubre la farsa que es la pareja que constituyen sus papás. El padre tira con la guapa empleada de la casa cuando su madre le pega un disparo. Suponemos que muere. La madre cuenta a su hijo que el papá se fue a vivir en Londres para terminar de recuperarse. El niño crece soñando con Londres. Salto en el tiempo: estamos en 1980 y el niño, ahora joven galán burgués, se entera de que tiene una media hermana, producto de los amores de su padre con la empleada, y que esa media hermana es puta. La va a ver como cliente del burdel de lujo, pero no tiran. Tampoco le cuenta, por ahora, quién es. Ella se hace llamar Rosa. Nuevo salto de veinte años, ahora vamos a las montañas de Colombia. Rosa es ahora la "Comandante Rosa" y es mando de un grupo de guerrilleros que tiene secuestrado a... a Lázaro. Cuando planean la fuga (ya hay relaciones incestuosas entre ellos) los militares atacan al grupo guerrillero y Rosa wuerda herida en las montañas. Lázaro la deja. Ultimo salto en el tiempo, unos años más tarde Lázaro vive en Londres (¿Dónde más?) con Roll Royce y chofer. Coincidencia asombrosa, en una calle ve a Rosa caminando, avejentada y coja. Se reencuentran, se aman. Fin. Me faltó contar lo del helado de chocolate y el reloj que atraviesa los años...

Macadam Andrés Agusti, Venezuela
- No se despega del asfalto de la carretera.
- Sales del cine con la imprsión de que faltó una pista de sonido y que sabraron 40 minutos.

La misma frase mágica que he descubierto sirve para este documental: malo malo no es, pero podría haber sido bueno. La carretera venezolana es un río de historias, y aunque el director quiere encausar todas esas historias con la ayuda de un tema, que es la religiosidad popular y las supersticiones que se crean en los bordes de las carreteras, a raíz de percances o accidentes, el tema se desborda y lo inunda todo. No hay presa ni sorpresa ni cauce ni dique narrativo alguno. Una que otra secuencia muy hábilmente fotografiada, eso sí, y hasta alguno que otro acierto en el montaje. Pero nada suficiente para pegarte a la pantalla por casi 90 minutos en una sala obscura.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Título y subtítulo de este blog

SALIR DEL CINE
Roland Barthes

El que os está hablando en estos momentos tiene que reconocer una cosa: que le gusta salir de los cines. Al encontrarse en la calle iluminada y un tanto vacía y mientras se dirige perezosamente hacia algún café, caminando silenciosamente, un poco entumecido, encogido, friolero, en resumen, somnoliento: solo piensa en que tiene sueño; su cuerpo se ha convertido en algo relajado, suave, apacible: blando como un gato dormido, se nota como desarticulado, o mejor dicho irresponsable. En fin, que es evidente que sale de un estado hipnótico. Y el poder que está percibiendo, de entre todos los de la hipnosis, es el más antiguo: el poder de curación. Así suele salirse del cine.

Tal es la exigua playa en que tiene lugar la estupefacción fílmica, la hipnosis cinematográfica: tengo que estar dentro de la historia (lo verosímil me requiere), pero también tengo que estar en otra parte: como un fetichista escrupuloso, consciente, organizado, en resumen, difícil, exijo que el film y la situación en la que me encuentro con él me ofrezcan un imaginario ligeramente “despegado”.

¿Qué es la imagen fílmica (comprendido el sonido también)? Una trampa. Hay que darle a esta palabra su sentido analítico. Estoy encerrado con la imagen como si estuviera preso en la famosa relación dual que fundamenta lo imaginario. La imagen está ahí, delante de mí, para mí: coalescente (perfectamente fundidos su significado y su significante), analógica, global, rica; es una trampa perfecta: me precipito sobre ella como un animal sobre el extremo de un trapo que se parece a algo y que le ofrecen; y, por supuesto, esa trampa mantiene en el individuo que creo ser el desconocimiento ligado al yo y a lo imaginario. En la sala de cine, por lejos que esté, estoy aplastando mis narices contra el espejo de la pantalla, ese “otro” imaginario con el que me identifico narcisistamente, la imagen me cautiva, me atrapa: me quedo como pegado con cola a la representación y esta cola es el fundamento de la naturalidad (la pseudo-naturaleza) de la escena filmada (cola que ha sido preparada con todos los ingredientes de la “técnica”); lo real, por su parte, no conoce más que las distancias, lo simbólico, no conoce más que máscaras; tan solo la imagen (lo imaginario) está próxima, sola la imagen es “real” (es capaz de producir el tintineo de la verdad).

¿Acaso la imagen no tiene, por derecho propio, todos los caracteres de lo ideológico? El individuo histórico, como el espectador de cine que estoy imaginando, también se pega al discurso ideológico: experimenta su coalescencia, su seguridad analógica, su riqueza de sentido, su naturalidad, su “verdad”; es una trampa (es nuestra trampa, porque ¿quién podría escapar de él?); lo ideológico, en el fondo, sería el imaginario de otra época, el cine de una sociedad; al igual que una película que sabe encandilar, incluso tiene sus propios fotogramas: los estereotipos articulados en su discurso; ¿no es el estereotipo una imagen fija, una cita a la que se pega nuestra lengua? ¿No tenemos acaso una relación dual, narcisista y maternal, con el lugar común?

¿Cómo despegarse del espejo? Voy a arriesgar una respuesta que constituye un juego de palabras: “despegando” (en el sentido aeronáutico y drogadicto del término). En efecto, sigue siendo posible conseguir un arte que rompa el círculo dual, la fascinación fílmica, y diluya el pegamento, la hipnosis de lo verosímil (de lo analógico), recurriendo a la mirada (o escucha) crítica del espectador; ¿no es precisamente lo que Brecht llama el distanciamiento? Hay muchas cosas que pueden ayudar a despertar de la hipnosis (imaginaria y/o ideológica): los mismos procedimientos del arte épico, la cultura del espectador o su alerta ideológica; al contrario que en el caso de la histeria clásica, lo imaginario desaparecería en el momento en que fuera observado.

Cinco películas

Cinco películas he visto desde anteayer, y una vi en Quito antes de venir (estoy en Cartagena)... en realidad esto era parte de otro blog (el blog de mi documental Este maldito país: www.estemalditopais.blogspot.com), pero ya caché que desordenaba todo, y enviciado con esta cosa, creo otro. Más tarde explico el título, viene de Barthes. Por lo pronto, lo que sentí al ver esas películas... que si son críticas, no tengo idea.

La mujer sin cabeza Lucrecia Martel, Argentina
- Pega, despega y vuela a lo bestia, y se pega un buen vuelo
- Saliendo del cine te dices que no debes tratar de hacer películas, para qué. Sales mareado y si estás en auto te vas por la sombrita, no se te vaya a cruzar algo
Me metí al cine hasta con miedo... me acordé de un par de artículos que salieron cuando la película estuvo en Cannes, y que la acababan. Me metí al cine cansado y con hambre, lleno de prejuicios. En fin, no importa, a lo que voy es que la película me fue atrapando poco a poco, me costó el principio porque no le encontraba historia, y para mí la historia es importante, lo más importante (ese es mi problema con Blak Mama, un trabajo formal excelente, coherente, muy meticuloso, sorprendente, pero una historia que no termina de cuajar), aunque me digan convencional o anticuado. Luego las cosas se empezaron a imponer, y empecé a ver en cada plano mil detalles que aludían a la misma percepción extraña del personaje central de lo que sucede en torno a ella. Las imágenes y sonidos mínimos, que parecen azarosos, los pequeños movimientos o los silencios que uno toma por elementos que deben "simplemente" preparar un ambiente, resultan ser significativos cuando se van tejiendo las cosas, hebras casi invisables de un tejido que resulta sorprendentemente complejo y rico, y coherente, y bello. Cada plano, cada sonido, cada personaje, por más secundario y fuera de foco que esté, cada silencio, cada forma, cada reflejo, cada movimiento. Las perspectivas raras, siempre el desequilibrio en el cuadro, la cercanía de la cámara a la mujer, unos planos medio subjetivos, super subjetivos en realidad aunque no "técnicamente" subjetivos. Cada entrada y cada salida tiene su razón de ser. Todo es significativo y su significado, aunque no pueda traducirse en palabras, es preciso y no le deja lugar a la ambigüedad. Uno se pregunta cómo esta directora hace para controlar todo lo que llega a nuestro cerebro en un flujo de imagenes y de sonidos que te obligan a estar atento, "aplastadas las narices contra el espejo de la pantalla", durante los 90 minutos. Cine de la percepción subjetiva, cine de la sugerencia. Genial. Casi mejor que La Ciénega. Menos mal que hubo eso, al final de la noche...

Espiral Jorge Pérez Solano, México
- Despega pero no levanta el vuelo. Se queda pegado al piso
- Sales del cine queriendo conocer México y cuestionando tu aburguesado desprecio por el melodrama

Lo malo es que almorcé con el director y es muy simpático. A esta en cambio entré "positivamente prejuiciado". El director habla del origen de su peli contando su relación con el pueblo donde nació su papá, relación muy orgánica y sincera, muy traumatizante y auténtica. Pero en la peli esa relación no se siente porque los actores sobreactúan, porque los diálogos dicen lo que deberían decir la imagen o el silencio, porque la historia está encajonada en un guión y no fluye... Muy buena fotografía en 35mm, buena música, pero cuando uno se fija en esas cosas es porque la historia es medio transparente y deja ver las costuras.

Nochebuena Camila Loboguerrero, Colombia
- No pega un golpe, ni despega un metro. Pega al espectador en la pantalla, pero con babas
- Sales del cine tal como entraste, y te olvidas de lo que acabas de ver a los cinco minutos

Comedia negra, bien hecha. Como esos platos que salen ricos pero en los que el paladar descubre que han respetado una receta al pie de la letra, midiendo cada gramo de harina, cada pizca de sal, cada grado centígrado de horno. Muy preparado todo, como esos bailes en los que cada movimiento está previsto y no se deja nada a la intuición, a la especulación, a la seducción, a lo imprevisto. Si hay que encontrarle un sentido, sería que desnuda los vicios de una clase que ya no está en su época, los gamonales que han perdido todo y viven del cuento, los "nuevos pobres"... pero no llega a funcionar, porque los personajes son estereotipados y las composiciones caricaturescas.

Liverpool Lisandro Alonso, Argentina

- Despega y vuela bien. Fascinación, hipnosis

- Sales del cine con frío, "te deja para dentro" como dice la Ceci Puebla

Un marinero en tierra. Un viaje de ida que le deja al espectador en un lugar mágico cuando el personaje se regresa, se va, desaparece. Cine que transporta. Silencio, lentitud. A veces demás. Secuencia inicial de créditos excelente, te intriga, te informa y te sitúa una peli que puede estar en cualquier época y venir de cualquier lugar, y a la vez la peli después te sitúa en un lugar muy preciso, casi protagonista, muy lejos de Liverpool. Larga conversación en el taxi después de ver la película, con un venezolano para quien el film es sobresaliente, y un español que lo encuentra pretencioso, inutilmente lento y largo, y ya llegando al hotel suelta: aburrido. Yo no se aun. Que es lento, es lento. Cuán necesario es que sea lento... no se. Que te transporta, literalmente, que te transmite las sensaciones del encierro en el barco, de frío en la nieve, de incomodidad en el pueblo, no hay duda.

En vez de tanto hablar para no decir mucho, ahí va una reflexión del mismo Lisandro Alonso sobre Liverpool antes de fimarla: "Lo que me marca a mí a la hora de hacer una película, incluso más que la persona, es el lugar. Lo primero que sé es el lugar donde quiero hacer una película, sea el monte en La Pampa, la selva en Corrientes o en el Teatro San Martín en Buenos Aires... Para mí el entorno, el lugar, es protagonista siempre porque es lo que marca la vida de las personas que viven allí... Y, por ejemplo, para Liverpool lo primero que pensé fue en montañas, un barco, un puerto, mar, nieve, alcohol... Y dije, bueno, el único lugar en Argentina que reúne todo esto es Ushuaia. Entonces, viajo allí y empiezo a ver cómo se mueve la gente, cómo camina, empiezo a moverme, agarro un auto y me pierdo durante dos o tres horas. Y así es como que voy a atar puntos muy chiquititos, recorridos e historias muy pequeñas, pero siempre del lugar.

Y así surgió la idea base de Liverpool: es el retorno de un hombre al lugar donde nació tras haber desaparecido veinte años. Y él regresa en un barco carguero, y ya visualmente un barco carguero, en medio del mar con esos pasadizos de fierro, esos hombres medio locos, solos, alcohólicos... son gente que se van del mundo... Y en el sur de Argentina hay mucha gente que está ahí porque escapa de algo, no sé de qué, pero eso es lo que me interesa. También me influyó mucho filmar con esa gente de 40, 50, 60 años que está tirada en la calle que a mí siempre me hacen pensar qué le tuvo que pasar en la vida para acabar acá. Y la idea es tratar de descubrir, o sugerir, sin que me lo cuente, que algo le pudo haber pasado. Y ese misterio tiene que ser poderoso para sostener la película, no lo que le pasó, que pudieron ser mil cosas. Pero se tiene que generar como un extrañamiento, como un amor y tratar de llegar al hueso de ese personaje, suficientemente fuerte como para mantener la estructura de la película. Todavía no tengo cara para el protagonista. Sé que tendrá entre 45 y 50 años, y probablemente sea como un alcohólico o ex alcohólico, que toman, toman... de rostro triste, devastado por el alcohol.." (http://www.trendesombras.com/articulos/?i=39)

Tony Manero Pablo Larraín, Chile
- Crea distancia, no hay hipnosis pero sí hay vuelo
- Sales del cine con ganas escupir en la tumba de Pinochet y leer crónicas de Lemebel
Muy buen actor. Buena descripción de una época y de un ambiente. Abuso de fueras de foco y de una fotografía "a la Casavettes" que no se justifica.

Buena peli en todo caso, para ser del que hizo Fuga. Actores y director arman un universo en el que los pobres no son caricaturizados. Logra retratar a los sectores populares sin simplificaciones, sin borrar las complejidades y contradicciones de su existencia como lo han hecho tanto cine y tanta literatura latinoamericana, para "bien" o para "mal"...

Uno ve esto y siente que el film entiende lo popular, que realmente los bailes ochenteros de John Travolta fueron cultura popular, que la represión no era invento de unos cuantos burguesotes izquierdosos, que la televisión, a imagen de la vida, es una mierda.

Aquí no hay hada madrina que venga a salvar a nadie, aquí no hay reality show versus "pobres pero honrados".

Memoria de Quito Mauricio Velasco, Ecuador.
- Despega brechtianamente y se pega un buen vuelo, pero no hay nubes: se ve clarito la realidad allá abajo
- Sales del cine con ganas de patear a alguien, con ánimo de cambiar el mundo

Excelente documental. Buena reflexión, incisiva, coherente, valiente. Un poco descuidada la forma (la edición, el sonido). Muy necesario este documental, muy pertinente. Imprescinbible para cualquier quiteño.

Muestra cómo la memoria no es solo cuestión de que una parte del cerebro mantenga esa facultad, muestra que la memoria es política. Que es una decisióon que hay que tomar y ejercer. Que la política define el olvido, la imagen, la forma de vernos. Que la identidad se construye con esas cosas, no solo con yahuarlocro, con pasillos y con jeffersons pérez. Lo único que me sobra es Delfín Quishpe, pero eso es personal: no le encuentro la gracia a ese tipo y no le aporta nada al documental.
Ver http://www.ecuadorinmediato.com/noticias/99146, una entrevista al director en Ecuadorinmediato, y ver la página del documental, http://www.memoriadequito.net (de ahí me robé esta foto).