miércoles, 4 de marzo de 2009

Cinco películas

Cinco películas he visto desde anteayer, y una vi en Quito antes de venir (estoy en Cartagena)... en realidad esto era parte de otro blog (el blog de mi documental Este maldito país: www.estemalditopais.blogspot.com), pero ya caché que desordenaba todo, y enviciado con esta cosa, creo otro. Más tarde explico el título, viene de Barthes. Por lo pronto, lo que sentí al ver esas películas... que si son críticas, no tengo idea.

La mujer sin cabeza Lucrecia Martel, Argentina
- Pega, despega y vuela a lo bestia, y se pega un buen vuelo
- Saliendo del cine te dices que no debes tratar de hacer películas, para qué. Sales mareado y si estás en auto te vas por la sombrita, no se te vaya a cruzar algo
Me metí al cine hasta con miedo... me acordé de un par de artículos que salieron cuando la película estuvo en Cannes, y que la acababan. Me metí al cine cansado y con hambre, lleno de prejuicios. En fin, no importa, a lo que voy es que la película me fue atrapando poco a poco, me costó el principio porque no le encontraba historia, y para mí la historia es importante, lo más importante (ese es mi problema con Blak Mama, un trabajo formal excelente, coherente, muy meticuloso, sorprendente, pero una historia que no termina de cuajar), aunque me digan convencional o anticuado. Luego las cosas se empezaron a imponer, y empecé a ver en cada plano mil detalles que aludían a la misma percepción extraña del personaje central de lo que sucede en torno a ella. Las imágenes y sonidos mínimos, que parecen azarosos, los pequeños movimientos o los silencios que uno toma por elementos que deben "simplemente" preparar un ambiente, resultan ser significativos cuando se van tejiendo las cosas, hebras casi invisables de un tejido que resulta sorprendentemente complejo y rico, y coherente, y bello. Cada plano, cada sonido, cada personaje, por más secundario y fuera de foco que esté, cada silencio, cada forma, cada reflejo, cada movimiento. Las perspectivas raras, siempre el desequilibrio en el cuadro, la cercanía de la cámara a la mujer, unos planos medio subjetivos, super subjetivos en realidad aunque no "técnicamente" subjetivos. Cada entrada y cada salida tiene su razón de ser. Todo es significativo y su significado, aunque no pueda traducirse en palabras, es preciso y no le deja lugar a la ambigüedad. Uno se pregunta cómo esta directora hace para controlar todo lo que llega a nuestro cerebro en un flujo de imagenes y de sonidos que te obligan a estar atento, "aplastadas las narices contra el espejo de la pantalla", durante los 90 minutos. Cine de la percepción subjetiva, cine de la sugerencia. Genial. Casi mejor que La Ciénega. Menos mal que hubo eso, al final de la noche...

Espiral Jorge Pérez Solano, México
- Despega pero no levanta el vuelo. Se queda pegado al piso
- Sales del cine queriendo conocer México y cuestionando tu aburguesado desprecio por el melodrama

Lo malo es que almorcé con el director y es muy simpático. A esta en cambio entré "positivamente prejuiciado". El director habla del origen de su peli contando su relación con el pueblo donde nació su papá, relación muy orgánica y sincera, muy traumatizante y auténtica. Pero en la peli esa relación no se siente porque los actores sobreactúan, porque los diálogos dicen lo que deberían decir la imagen o el silencio, porque la historia está encajonada en un guión y no fluye... Muy buena fotografía en 35mm, buena música, pero cuando uno se fija en esas cosas es porque la historia es medio transparente y deja ver las costuras.

Nochebuena Camila Loboguerrero, Colombia
- No pega un golpe, ni despega un metro. Pega al espectador en la pantalla, pero con babas
- Sales del cine tal como entraste, y te olvidas de lo que acabas de ver a los cinco minutos

Comedia negra, bien hecha. Como esos platos que salen ricos pero en los que el paladar descubre que han respetado una receta al pie de la letra, midiendo cada gramo de harina, cada pizca de sal, cada grado centígrado de horno. Muy preparado todo, como esos bailes en los que cada movimiento está previsto y no se deja nada a la intuición, a la especulación, a la seducción, a lo imprevisto. Si hay que encontrarle un sentido, sería que desnuda los vicios de una clase que ya no está en su época, los gamonales que han perdido todo y viven del cuento, los "nuevos pobres"... pero no llega a funcionar, porque los personajes son estereotipados y las composiciones caricaturescas.

Liverpool Lisandro Alonso, Argentina

- Despega y vuela bien. Fascinación, hipnosis

- Sales del cine con frío, "te deja para dentro" como dice la Ceci Puebla

Un marinero en tierra. Un viaje de ida que le deja al espectador en un lugar mágico cuando el personaje se regresa, se va, desaparece. Cine que transporta. Silencio, lentitud. A veces demás. Secuencia inicial de créditos excelente, te intriga, te informa y te sitúa una peli que puede estar en cualquier época y venir de cualquier lugar, y a la vez la peli después te sitúa en un lugar muy preciso, casi protagonista, muy lejos de Liverpool. Larga conversación en el taxi después de ver la película, con un venezolano para quien el film es sobresaliente, y un español que lo encuentra pretencioso, inutilmente lento y largo, y ya llegando al hotel suelta: aburrido. Yo no se aun. Que es lento, es lento. Cuán necesario es que sea lento... no se. Que te transporta, literalmente, que te transmite las sensaciones del encierro en el barco, de frío en la nieve, de incomodidad en el pueblo, no hay duda.

En vez de tanto hablar para no decir mucho, ahí va una reflexión del mismo Lisandro Alonso sobre Liverpool antes de fimarla: "Lo que me marca a mí a la hora de hacer una película, incluso más que la persona, es el lugar. Lo primero que sé es el lugar donde quiero hacer una película, sea el monte en La Pampa, la selva en Corrientes o en el Teatro San Martín en Buenos Aires... Para mí el entorno, el lugar, es protagonista siempre porque es lo que marca la vida de las personas que viven allí... Y, por ejemplo, para Liverpool lo primero que pensé fue en montañas, un barco, un puerto, mar, nieve, alcohol... Y dije, bueno, el único lugar en Argentina que reúne todo esto es Ushuaia. Entonces, viajo allí y empiezo a ver cómo se mueve la gente, cómo camina, empiezo a moverme, agarro un auto y me pierdo durante dos o tres horas. Y así es como que voy a atar puntos muy chiquititos, recorridos e historias muy pequeñas, pero siempre del lugar.

Y así surgió la idea base de Liverpool: es el retorno de un hombre al lugar donde nació tras haber desaparecido veinte años. Y él regresa en un barco carguero, y ya visualmente un barco carguero, en medio del mar con esos pasadizos de fierro, esos hombres medio locos, solos, alcohólicos... son gente que se van del mundo... Y en el sur de Argentina hay mucha gente que está ahí porque escapa de algo, no sé de qué, pero eso es lo que me interesa. También me influyó mucho filmar con esa gente de 40, 50, 60 años que está tirada en la calle que a mí siempre me hacen pensar qué le tuvo que pasar en la vida para acabar acá. Y la idea es tratar de descubrir, o sugerir, sin que me lo cuente, que algo le pudo haber pasado. Y ese misterio tiene que ser poderoso para sostener la película, no lo que le pasó, que pudieron ser mil cosas. Pero se tiene que generar como un extrañamiento, como un amor y tratar de llegar al hueso de ese personaje, suficientemente fuerte como para mantener la estructura de la película. Todavía no tengo cara para el protagonista. Sé que tendrá entre 45 y 50 años, y probablemente sea como un alcohólico o ex alcohólico, que toman, toman... de rostro triste, devastado por el alcohol.." (http://www.trendesombras.com/articulos/?i=39)

Tony Manero Pablo Larraín, Chile
- Crea distancia, no hay hipnosis pero sí hay vuelo
- Sales del cine con ganas escupir en la tumba de Pinochet y leer crónicas de Lemebel
Muy buen actor. Buena descripción de una época y de un ambiente. Abuso de fueras de foco y de una fotografía "a la Casavettes" que no se justifica.

Buena peli en todo caso, para ser del que hizo Fuga. Actores y director arman un universo en el que los pobres no son caricaturizados. Logra retratar a los sectores populares sin simplificaciones, sin borrar las complejidades y contradicciones de su existencia como lo han hecho tanto cine y tanta literatura latinoamericana, para "bien" o para "mal"...

Uno ve esto y siente que el film entiende lo popular, que realmente los bailes ochenteros de John Travolta fueron cultura popular, que la represión no era invento de unos cuantos burguesotes izquierdosos, que la televisión, a imagen de la vida, es una mierda.

Aquí no hay hada madrina que venga a salvar a nadie, aquí no hay reality show versus "pobres pero honrados".

Memoria de Quito Mauricio Velasco, Ecuador.
- Despega brechtianamente y se pega un buen vuelo, pero no hay nubes: se ve clarito la realidad allá abajo
- Sales del cine con ganas de patear a alguien, con ánimo de cambiar el mundo

Excelente documental. Buena reflexión, incisiva, coherente, valiente. Un poco descuidada la forma (la edición, el sonido). Muy necesario este documental, muy pertinente. Imprescinbible para cualquier quiteño.

Muestra cómo la memoria no es solo cuestión de que una parte del cerebro mantenga esa facultad, muestra que la memoria es política. Que es una decisióon que hay que tomar y ejercer. Que la política define el olvido, la imagen, la forma de vernos. Que la identidad se construye con esas cosas, no solo con yahuarlocro, con pasillos y con jeffersons pérez. Lo único que me sobra es Delfín Quishpe, pero eso es personal: no le encuentro la gracia a ese tipo y no le aporta nada al documental.
Ver http://www.ecuadorinmediato.com/noticias/99146, una entrevista al director en Ecuadorinmediato, y ver la página del documental, http://www.memoriadequito.net (de ahí me robé esta foto).

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